EDUCACION PARA LA IGUALDAD EN LA ESCUELA
¿Por qué es necesario educar en igualdad y valores en el colegio?
A edades tempranas los niños y niñas están libres de prejuicios por lo que implementar una enseñanza igualitaria repercute en su desarrollo desde una perspectiva de género. Esto favorece la interiorización de valores como la paridad y la eliminación de los estereotipos relacionados con el género.
El centro escolar debe convertirse en un espacio donde se trabaje y eduque en la igualdad. No sólo en el aula sino en el resto de lugares del centro. Es el caso del patio del colegio, donde se puede apreciar como los niños y niñas reproducen los estereotipos de género que observan. En la mayoría de colegios, por ejemplo, el fútbol ocupa la pista central y deja relegados al resto en espacios más pequeños. Las implicaciones que esto tiene: niños desarrollando capacidades como la coordinación, estrategia…y niñas desarrollando habilidades de comunicación más emocionales en espacios reducidos. Algo que tiene consecuencias en el futuro.
Este es un ejemplo más de los aspectos que deben cambiar en la forma en la que se organizan y educan en los colegios. Otras de las claves a tener en cuenta son:
1. Incluir la igualdad entre mujeres y hombres como parte del proyecto educativo del centro, dándoles prioridad en las programaciones curriculares. Seleccionar material escolar no sexista y no discriminatorio.
2. Fomentar en clase juegos y juguetes neutros.
3. Valorar y respetar la diversidad en todas sus vertientes (cultural, racial, cognitiva…) como una forma de enriquecimiento social.
4. Dar formaciones a los docentes sobre estrategias y formas de favorecer la educación en igualdad y la no discriminación.
5. Dar formaciones a los padres sobre estrategias y formas de favorecer la educación en igualdad y la no discriminación.
¿Por qué es necesario la educación en valores desde todas las áreas?
La educación escolar tiene la finalidad básica de contribuir a desarrollar en los alumnos aquellas capacidades que se consideran necesarias para desenvolverse como ciudadanos con plenos derechos y deberes en la sociedad en la que viven. Estas capacidades tienen que ver con los conocimientos de las diversas disciplinas que conforman el saber en nuestros días. La educación debe posibilitar que los alumnos-as lleguen a entender estos problemas sociales y a elaborar un juicio crítico respecto a ellos.
Esta reflexión es la que llevó al Ministerio de Educación a introducir en los decretos de Currículo, la presencia de los Temas transversales, en su intención de establecer un modelo de persona desde una concepción profundamente humanista. Este modelo de persona se dibuja a partir de aquellos rasgos que responden a una ética y una moral propia de una sociedad democrática y pluralista.
EDUCACION NO DISCRIMINATORIA
El rechazo a las desigualdades y discriminaciones derivadas de la pertenencia a un determinado sexo, una determinada cultura o religión, un color u otro de piel, unas capacidades cognitivas o físicas, hace necesario la aplicación de un valor mas general basado en el respeto y la valoración de la diversidad.
Para ello la educación escolar debe contribuir a que los alumnos y alumnas sean capaces de identificar situaciones en las que se produce algún tipo de discriminación, de analizar sus causas y de actuar ellos mismos a su vez de acuerdo con los valores igualitarios.
Por otra parte, es necesario un esfuerzo consciente, para modificar las desigualdades que se dan en las actividades escolares, canalizando la atención y la energía de una forma más equilibrada, para conseguir que el proceso de enseñanza-aprendizaje no se vea distorsionado.
El carácter no discriminatorio de la educación se ha de concretar en la práctica docente en una serie de principios básicos entre los que podemos destacar los siguientes:
· El desarrollo de todas las potencialidades individuales y una igualdad de oportunidades educativas de alumnos y alumnas es responsabilidad de toda la comunidad educativa.
· Una educación libre de discriminación por sexo, religión, raza, capacidades físicas, psíquicas u otras, debe ser una meta educativa para que alumnos realicen sus aspiraciones personales y profesionales
· El currículo escolar debe ser integrador.
· La orientación escolar y profesional será no discriminatoria.
· El proceso de enseñanza y aprendizaje no debe ser limitado por las características diversas del alumnado. Es necesario atender a esta diversidad favoreciendo en todo momento el desarrollo integral de los alumnos y alumnas, respetando sus ritmos de aprendizaje.
ELIMINACIÓN DE PREJUICIOS SEXISTAS Y RACISTAS EN LA ESCUELA
Prejuicio: es una idea preconcebida respecto a algo o alguien adoptada sin fundamento o base racional. Cuando ante una persona, objeto o hecho se formula un juicio sin examen previo, se está manifestando un prejuicio. Una de las características de los prejuicios es que se adquieren con facilidad y son difíciles de modificar por estar socialmente generalizados.
¿Cómo podemos intervenir desde la escuela?
Es evidente que, aunque, teóricamente, los hombres y mujeres tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones, los modelos que se suelen presentar tanto a los hombres como a las mujeres, desde su nacimiento no son los mismos. Del mismo modo ocurre con respecto a los prejuicios racistas.
Se plantea, pues como objetivo imprescindible en una educación democrática la igualdad real entre los sexos, eliminando las barreras de género en todo el quehacer cotidiano del centro educativo y una educación que persiga la integración de las minorías étnicas y culturales en la cultura dominante y la práctica de una educación claramente intercultural e interrracista. Por tanto, la escuela puede intervenir desde el Proyecto educativo, el Plan de atención a la diversidad y desde el Aula, donde tienen una gran importancia las novedades que se plantean en el actual sistema educativo: las competencias básicas, especialmente la competencia social y ciudadana.
Uno de los aspectos más relevantes del actual sistema educativo es la autonomía que se da a los centros escolares, como pieza clave del sistema, para la mejora de la calidad de la enseñanza.
Esa autonomía es necesaria porque el proceso educativo no puede, ni debe, ser el mismo en todos los centros. Cada uno de ellos tiene unas necesidades concretas que atender en función del contexto socioeconómico en que está ubicado y de las necesidades específicas de sus alumnos.
La reflexión sobre estas necesidades particulares debe dar pautas para establecer las señas de identidad que permitan ir creando en el centro un estilo educativo propio plasmado en su Proyecto Educativo. Estos aspectos deben venir recogidos en los diferentes elementos del currículo competencias básicas objetivos contenidos criterios de evaluación y metodología.
La función prioritaria de la educación escolar es la de promover el desarrollo y la madurez personal de todos los alumnos. Para ello hay que responder a la diversidad desde el principio y en todas las decisiones que la planificación del proceso educativo conlleva.
Para que el proceso de reflexión y de toma de decisiones sea realmente útil, el centro ha de ir adoptando decisiones concretas. Una de esas decisiones ha de centrarse en la necesidad de educar en la diversidad. Así la mejor manera de atender a la diversidad será elaborar un Proyecto educativo que permita individualizar la enseñanza, es decir, dar respuesta a la diversidad y en todo caso, estas decisiones deben quedar recogidas en el plan de atención a la diversidad.
Desde este punto de vista, educar para el pluralismo no es tanto un problema de recursos como un problema de convicciones sociales, culturales y pedagógicas de profesores, alumnos y padres.
Por eso es tan necesario que la atención a todo el alumnado no se limite a realizar actividades esporádicas como respuesta a una campaña o a un hecho concreto, sino que forme parte de esa reflexión colectiva que se plasma en los documentos institucionales del centro. En estos documentos se sistematizan las decisiones que van tomándose en un centro.
Por otra parte, la mejora de la convivencia es una de las tareas prioritarias que ha de asumir la comunidad educativa en los próximos cursos escolares. El centro educativo por sus propias características .se convierte en el marco idóneo para plantear la convivencia en positivo ya que en él coexisten diferentes grupos con distintas opiniones e intereses.
Para poder llevar a cabo el aprendizaje es necesario crear un clima de respeto personal y de confianza mutua que se adquiere con la progresiva integración social del alumnado y el equilibrio emocional de todos los protagonistas, profesorado y alumnado.
La mejora de la convivencia debe ser el resultado de una acción planificada y conjunta por parte de todos los miembros de la comunidad educativa que se materializará en la elaboración de un Plan de Convivencia propio que dé respuesta a las necesidades de cada centro educativo. Entendemos el plan de mejora de la convivencia como la expresión de los propósitos y actuaciones educativas referidas al modo en que se pueden mejorar las relaciones.
Evidentemente las actitudes sexistas y racistas suponen un lastre importante en la convivencia de un centro, por lo tanto, la eliminación de este tipo de actitudes deben ser un objetivo fundamental en el plan de convivencia. Es aquí, donde adquiere mayor relevancia la dimensión ética de la competencia social y ciudadana, la cual entraña ser consciente de los valores del entorno, evaluarlos y reconstruirlos afectiva y racionalmente para crear progresivamente un sistema de valores propio y comportarse en coherencia con ellos al afrontar una decisión o un conflicto. Ello supone entender que no toda posición personal es ética si no está basada en el respeto a principios o valores universales como los que encierra la Declaración de los Derechos Humanos.
En consecuencia, entre las habilidades de esta competencia destacan conocerse y valorarse, saber comunicarse en distintos contextos, expresar las propias ideas y escuchar las ajenas, ser capaz de ponerse en el lugar del otro y comprender su punto de vista, aunque sea diferente del propio, y tomar decisiones en los distintos niveles de la vida comunitaria, valorando conjuntamente los intereses individuales y los del grupo. Además, implica, la valoración de las diferencias a la vez que el reconocimiento de la igualdad de derechos entre los diferentes colectivos, en particular, entre hombres y mujeres. Igualmente, la práctica del diálogo y de la negociación para llegar a acuerdos como forma de resolver los conflictos, tanto en el ámbito personal como en el social.
Por último, forma parte de esta competencia el ejercicio de una ciudadanía activa e integradora que exige el conocimiento y comprensión de los valores en que se asientan los estados y sociedades democráticas, de sus fundamentos, modos de organización y funcionamiento. Esto va a permitir reflexionar críticamente sobre los conceptos de democracia, libertad, igualdad, solidaridad, corresponsabilidad, participación y ciudadanía, con particular atención a los derechos y deberes reconocidos en las declaraciones internacionales, en la Constitución española y en la legislación autonómica, así como a su aplicación por parte de diversas instituciones; y mostrar un comportamiento coherente con los valores democráticos, que a su vez conlleva disponer de habilidades como la toma de conciencia de los propios pensamientos, valores, sentimientos y acciones, y el control y autorregulación de los mismos.
En síntesis, es necesario comprender la realidad social en que se vive, afrontar la convivencia y los conflictos empleando el juicio ético basado en los valores y prácticas democráticas, y ejercer la ciudadanía, actuando con criterio propio, contribuyendo a la construcción de la paz y la democracia, y manteniendo una actitud constructiva, solidaria y responsable ante el cumplimiento de los derechos y obligaciones cívicas.
¿Y qué hacemos en el aula?
Al equipo educativo corresponde reflexionar, discutir y consensuar las estrategias didácticas concretas que se van a adoptar en la práctica cotidiana. Por tanto, para ayudar a esta tarea algunas orientaciones que pueden ser utilizadas como referentes en la planificación didáctica son:
1.- Diseñar actividades motivadoras
Educar para la tolerancia y en la diversidad requiere pensar actividades motivadoras y gratificantes. Es importante que las actividades se sientan como algo propio, en lo que se está involucrado. Por ello, los contenidos que se trabajen han de ser cercanos a los alumnos. Para diseñar actividades motivadoras que hagan reflexionar sobre el racismo o la desigualdad entre los sexos, hay que considerar diversas variables, entre las que cabe destacar:
· Que conecten con la visión de la realidad que tenemos.
· Que contemplen el grado de desarrollo cognoscitivo de quien aprende.
· Que ayuden a reflexionar sobre el modo en que se ha producido el aprendizaje.
· Que sean interesantes.
Una estrategia para introducir estos contenidos puede ser por ejemplo la prensa, ofrece un material que puede resultar de una gran utilidad a partir de una cierta edad, mientras que los juegos de simulación resultan muy adecuados para Primaria.
· Alguna experiencia cercana y que suscite inmediatamente el debate en el aula.
· Juegos de simulación y juegos de rol.
· Una noticia impactante de prensa.
· A partir de un anuncio publicitario en el que aparezcan personas de distintas razas y sexos. La grabación en vídeo de algunos aspectos de una cultura milenaria. Una película que suscite el intercambio de opiniones.
Para orientar este tipo de actividades se pueden recurrir a materiales o programas diseñados, en este sentido pueden ser interesantes los materiales y/o actividades que se ofertan desde los siguientes programas:
· CREADE (Centro de Recursos para la Atención a la Diversidad Cultural en Educación) es un proyecto del ClDE (Centro de Investigación y Documentación Educativa) y, por tanto, del MEC (Ministerio de Educación y Ciencia), que nace como respuesta a las inquietudes de los y las profesionales del ámbito social y educativo respecto a la diversidad cultural y sus implicaciones, con vocación de convertirse en un referente tanto nacional como internacional. Pretende ser un lugar de diálogo y de reflexión en el que quienes se dedican a la educación en su más amplio concepto encuentren referencias, material didáctico, herramientas TIC, bibliografía, experiencias, investigaciones y, en general, recursos para la actuación pedagógica o la intervención social desde un enfoque intercultural. Es un centro especializado que ofrece todo tipo de documentación y recursos relacionados con la interculturalidad y la educación, entendida ésta como proceso que acompaña de forma permanente a la experiencia humana.
http://www.fundacionfide.org/red/recurso/creade__centro_de_recursos_para_la_atencion_a_la_diversidad_cultural_en_educacion_.html
· PROGRAMA MUS-e. La finalidad del Programa MUS-E 03 es el fomento de las Artes, especialmente de la música, el canto, el teatro, la danza y las artes plásticas, dentro de la escuela para favorecer la integración social y cultural de niños desfavorecidos, prevenir la violencia y el racismo, fomentar la tolerancia y el encuentro entre las distintas culturas.
https://www.educarex.es/atencion-diversidad/programa-muse_650.html. Este programa se lleva a cabo en numerosas provincias más, incluso en Murcia.
2.- Partir de las experiencias y conocimientos previos de los alumnos
El conocimiento adquirido a través de la interacción con las personas que nos rodean, de los medios de comunicación o de la observación directa, va configurando una compleja red de conocimientos y experiencias previas, unos prejuicios, una forma de ver el mundo, que ha de tomarse como punto de partida para diseñar actividades de aprendizaje.
Estos conocimientos previos, normalmente de base experiencia1 e intuitiva, tienen una gran importancia en la planificación del proceso de enseñanza. Es desde estos esquemas previos de comprensión de la realidad, desde donde pueden establecerse los puentes mediadores que sirvan de enlace con los contenidos que se pretende incorporar.
Hay que partir de las ideas de los alumnos sobre las actitudes y los valores individuales y sociales, a fin de corregir estereotipos y fundamentar nuevas posiciones. Los preconceptos de los alumnos han de tomarse como inicio de cualquier planificación didáctica. Hacer explícitas las ideas de los alumnos es fundamental, tanto para el profesorado que ha de considerarlos en la planificación de su trabajo como para los alumnos, porque de esa forma se facilita la reelaboración de sus ideas.
En esta fase, el objetivo es que los alumnos exterioricen sus pensamientos y que se tome buena nota de ellos. A partir de aquí el profesor diseñará actividades encaminadas a que cada persona pueda ir modificando sus esquemas de conocimiento.
Algunas estrategias para la explicitación de ideas previas son:
· Suscitar el debate en tomo a un recorte de prensa.
· Escribir una carta poniéndose en el lugar de una persona de otra cultura, raza, religión.
· Juegos de simulación, consistente en la representación de distintas situaciones con papeles prefijados.
· Realización de cómics.
Una de las estrategias más útiles en niños y jóvenes es la aproximación empática a otras personas, a otras culturas, Por ello puede resultar provechoso proponer a los alumnos que realicen actividades como escribir cuáles fueron sus sentimientos en alguna circunstancia concreta.
Una vez se han recogido los preconceptos de los alumnos, hay que provocar, con algún dato o alguna idea, que surjan preguntas que pongan de manifiesto la falta de datos o argumentos para darles respuesta. De este modo se puede iniciar una pequeña investigación, que cobra en este contexto el mayor sentido porque los alumnos saben qué investigan y para qué lo hacen y les motiva la necesidad de saber más para resolver la cuestión planteada.
3.- Propiciar situaciones de aprendizaje que requieran pequeñas investigaciones.
En la educación para la eliminación de prejuicios sexistas y racistas los contenidos de actitudes son fundamentales. Para trabajados hay que evitar cualquier tipo de intervención adoctrinadora y hay que planificar actividades que supongan una reflexión sistemática sobre los comportamientos individuales o colectivos.
Es importante proporcionar a los alumnos situaciones de aprendizaje que los lleven a reflexionar sobre la justicia, la tolerancia o la libertad. La formación de personas que sepan dar razón de sus comportamientos y actúen como ciudadanos responsables se inicia, y muchas veces se consolida, en el ámbito escolar. Por ello es tan importante favorecer la adquisición de estrategias de exploración y de descubrimiento, de planificación de la actividad y de reflexión sobre el proceso que ha seguido el aprendizaje.
En temas corno el sexismo y el racismo, cargados de estereotipos y juicios de valor, es fundamental concebir actividades que produzcan en los alumnos un desajuste entre los que ya saben y los que desconocen. Cuando se diseñan actividades que cuestionan los presupuestos sobre valores adquiridos de un modo espontáneo, se está dotando a los alumnos de instrumentos que les ayuden progresivamente a comprender la realidad para mejorarla.
Así al hacer evidente que determinados conocimientos que poseemos nos permiten dar respuesta a algo, se favorece la planificación de actividades de experimentación, la elaboración de explicaciones alternativas y la posterior comprobación de las mismas. Se trata, en definitiva, de que la educación potencie el aprender a pensar situaciones sociales y que permita estructurar una aproximación paulatina al conocimiento de la realidad social. Para ello hay que poner a los alumnos en situación de dar respuesta a cuestiones sobre las que no se posee una solución definitiva, es decir, hay que hacer evidente la necesidad de buscar respuesta a la situación planteada.
No existe un único modo de diseñar actividades de investigación, pero se puede sugerir alguna orientación sobre la planificación de investigaciones sencillas:
· Acotar una cuestión, seleccionando una pequeña parcela del objeto de estudio.
· Formular unas primeras respuestas, conjeturas o hipótesis.
· Hacer ver que hay desacuerdo entre lo que se sabe y lo que se desconoce.
· Concretar qué se quiere conocer.
· Comunicar los resultados.
· Reflexionar, parándose a pensar sobre qué, para qué y cómo se ha aprendido.
Este modo de trabajar favorece que cada persona alcance el máximo de sus potencialidades, permite la incorporación de todos los alumnos a la tarea que se está desarrollando, aunque se realice con distintos grados de profundización y aunque se obtengan resultados diferentes.
Maria Dolores Abril Caballero
Pedagoga. Doctora por la Universidad de Murcia