viernes, 9 de abril de 2021

MARIA MONTESSORI. Su método

 



MARIA MONTESSORI. Una mujer extraordinaria




    Hablar de Maria Montessori es hablar de una mujer adelantada a su tiempo y quizás también al nuestro. Una mujer que sufrió la separación de su hijo, dos guerras mundiales, un “exilio forzoso” en otro país durante seis años, viviendo separada de su familia. Una mujer que vio su obra casi desaparecer en la Segunda Guerra y que vivió en sus carnes los prejuicios por ser mujer y científica. Aun así, siempre nos dejó una palabra de esperanza.

    Maria Montessori nació el 31 de agosto de 1870 en Chiaravalle, Italia. A los cinco años se traslada a Roma con sus padres, Alessandro Montessori y Renilde Stoppani. A los 14 años entró en la Escuela de Ingeniería. Siempre se vio inclinada hacia las ciencias en lo que siempre recibió el apoyo de su madre. Su padre quería que ella fuese profesora, algo que Maria no deseaba en absoluto, entonces. En 1896 se gradúa en Medicina. Fue la tercera mujer italiana a formarse en esa carrera y la segunda a ejercer la profesión. En 1898 terminó la especialización de enfermedades nerviosas y mentales, lo que hoy equivaldría a psiquiatría. Entra en contacto con los trabajos de dos doctores franceses que la marcarían mucho: Itard y Seguin, que estudiaban materiales para el aprendizaje de niños sordomudos. En aquella época obtiene el cargo de profesora clínica psiquiátrica en la Universidad de Roma y crea un espacio para niños diagnosticados con retraso mental. Es allí que empieza con los primeros ejercicios de vida práctica y de materiales sensoriales. Los niños demuestran un espíritu de confianza en sí mismos, independencia y autodisciplina.

    También en 1898 los chicos, con quién había trabajado se presentan a un examen oficial al lado de niños normales y obtienen los mismos resultados que estos. Imparte conferencias sobre educación infantil. Con 28 años de edad, Maria Montessori defiende, en el Congreso de Maestras de Escuela Elemental en Turín, que los niños con retraso mental necesitan un ambiente con estímulos adecuados para su desarrollo. Es en ese congreso que, un médico pregunta a Montessori por qué ella se preocupa tanto con aquellos niños, que, según él, no son capaces de aprender. Al que ella contesta: “sí que pueden aprender, son ustedes que no les permiten”.

    El 6 de enero de 1907 abre las puertas aquel que sería el primero colegio Montessori del mundo, la Casa dei Bambini. Invitada por una constructora que estaba construyendo un conjunto habitacional en el barrio pobre de San Lorenzo, en Roma, Maria Montessori crea una pequeña escuela que estaba destinada a recibir los niños de los operarios que no tenían con quién estar mientras sus padres trabajaban y se dedicaban a romper y destruir las paredes de las casas.

    La idea era que fuera una sencilla escuela infantil. Para Maria Montessori, era la oportunidad de probar sus conocimientos aplicados con niños “anormales” en niños normotipicos. Montessori cortó las patas de las mesas y de las sillas, para que estuvieran al alcance de los niños. Dispuso los materiales en estanterías bajas al darse cuenta que los niños abrían el armario donde estaban guardados para utilizarlos. Ella incluso llevó mobiliario, cuadros y otros objetos de su propria casa para la escuela. Allí descubrió que los premios y castigos no son efectivos. Fue donde descubrió que los niños se concentraban, tranquilos y felices, deseando realizar su trabajo. Y también fue allí que ocurrió la explosión de la escritura, cuando Montessori decidió enseñar a los niños a escribir y a leer con materiales como las letras de lija y el alfabeto móvil, y los chicos se dieron cuenta de que podían leer por sí solos.

    La noticia llega a los periódicos italianos, y de allí, a los internacionales. Maria Montessori es invitada a impartir conferencias en Estados Unidos, invitada por Graham Bell y abre la primera escuela montessori en aquel país en 1912. La comunidad científica demuestra un gran interés por su pedagogía y, un año después, es creada la AMS, la asociación Montessori de Estados Unidos.

Maria Montessori en España

Es en el año de 1916 que Maria Montessori se muda a Barcelona. Ya tenía cuatro libros publicados, entre ellos “El Método de la Pedagogía Científica”. Anne Sullivan, profesora de Helen Keller, declara, sobre el libro que es un emocionante documento humano, un trabajo científico, una profecía y una luz a todos aquellos que se dedican a educar niños pequeños.

    Mientras la doctora vive en Barcelona, realiza varios viajes a Estados Unidos para dar conferencias. Publica, en 1922, “El Niño en Familia”. Recibe el título de doctora honoris causa en Inglaterra un año después y visita Argentina, en 1926, el único país sudamericano que ella conocería.

    A los 59 años, Maria y Mario Montessori crean la AMI, la Asociación Montessori Internacional. Siete años después, es obligada a dejar España por la guerra civil y se establece en Holanda.

Maria Montessori en India

En 1938, Montessori es invitada a dar un curso en la India por la Sociedad Teosófica. Volvería un año después, cuando acabaría como prisionera del ejército británico debido a la Segunda Guerra Mundial y tendría de quedar en India hasta 1946.

Durante su estancia allí, Maria Montessori se dedica a impartir cursos y desarrolla la educación para niños de 6 a 12 años. En 1946 vuelve a Italia. Un año después, daría un discurso en la UNESCO sobre la educación para la paz y, en 1949, fue nominada al Nobel de la Paz por primera vez. Montessori fue nominada tres veces al premio, pero nunca lo ganó.

Ya en 1950 ella publica “La Mente Absorbente del Niño”, su gran obra maestra, y “Educación para la Paz”. Su última aparición en público fue en 1952, cuando participa del Congreso Internacional Montessori en Londres. Fallece en Noordwijk, Holanda, al 6 de mayo de 1952 a los 81 años, víctima de un infarto cerebral, cuando estaba planeando un viaje a África.



Vamos a conocer algunas cosas importantes, desde mi punto de vista, para la educación y formación de los alumnos.



LOS CUATRO PLANOS DE DESARROLLO DE MONTESSORI



    Los cuatro planos de desarrollo es la fundamentación en que basa los ambientes preparados de los colegios Montessori. Es una idea que no es original de Maria Montessori pero que nos ayuda a comprender muy bien como ocurre el desarrollo humano al largo de la vida del individuo.

    Maria Montessori nos decía que los seres humanos pasaban por cuatro planos de desarrollo al largo de su vida, y que cada etapa duraba alrededor de seis años. Así tenemos el primer plano (de 0 a 6 años), el segundo plano (de 6 a 12), el tercero (de 12 a 18) y el cuarto (de 18 a 24).

    En cada período hay algo que nace y algo que muere, y también en cada uno existen unas características físicas y psíquicas distintas en cada etapa. Cada uno tiene su propio ritmo, pero todos pasamos por las mismas etapas.

    Cada una de esas etapas deberían desarrollarse al máximo para que la próxima también se desarrolle bien. Además, cada etapa se desarrolla sobre la base de la anterior.

    Los primeros seis años son la base, pero las demás también son importantes y debemos conocerlas para proporcionar al nuestro niño posibilidades de desarrollarse al máximo. Si todas las etapas se desarrollan bien, tendremos un adulto maduro, seguro, estable y responsable.

    Con esta imagen, Maria Montessori nos explicó cómo funcionan los cuatro planos de desarrollo. Las líneas rayadas son subetapas y los números en las puntas de los triángulos son los cúspides de los planos de desarrollo.

    Si observamos la imagen, veremos que las etapas de infancia y de adolescencia son representadas con el color rojo y la niñez y la edad adulta están representadas por el color azul. Eso es porque las etapas en rojo son momentos de creación del ser humano y las en azul, de desarrollo. Las etapas en rojo son más intensas, con muchísimos cambios físicos y psíquicos, y los azules son más tranquilos y con menos transformaciones.

    El primer plano de desarrollo está subdividido en dos subetapas: de 0 a 3 y de 3 a 6. Es la etapa más importante de la vida del hombre, la etapa de Mente Absorbente, cuando el bebé debe formarse a sí mismo. El niño tiene que formar a su ser individual y no está interesado en otras personas. Por medio de sus sentidos, el niño entra en contacto con el mundo que le rodea (período sensorial).


    El segundo plano de desarrollo, también conocido como etapa de la Mente Razonadora, es la etapa de 6 a 12 años, con su cúspide a los 9 años. El niño va hacia una vida intelectual, ya habla perfectamente su idioma y ya está totalmente formado físicamente. Es también cuando pierde los dientes de leche, su pelo se vuelve más lacio, y su cuerpo es más delgado, con largas piernas, pero es un niño fuerte. Ahora el niño ya tiene más claro lo que busca para ampliar su conocimiento; cuestiona lo que es bueno y lo que es malo, surge el pensamiento moral, y también surge la necesidad de conocer la sociedad y de estar en grupo. También está ávido por conocer conceptos más abstractos y es cuando explota la imaginación.

    Llegamos al tercer plano de desarrollo, que se corresponde a la adolescencia (de los 12 a los 18 años). Es un periodo de muchísimos cambios físicos que pueden causar inseguridad en los chicos. Además, es una etapa de gran desequilibrio, can cambios de humor y de ánimos. Ahora nace el individuo social, él es la sociedad, y tiene otras preocupaciones que suelen ser muy distintas del mundo académico (por eso es común que se observe una queda en las notas). Él o ella busca la independencia económica del adulto y un trabajo productivo, desea ser útil para la sociedad.

    Y finalmente el cuarto plano de desarrollo, de 18 a 24 años, la madurez; son jóvenes que son capaces de contribuir a la sociedad y se preocupan con la humanidad, sienten que tienen una responsabilidad con ella. Siente el deseo de auto-realizarse, ya puede aceptar las consecuencias de sus decisiones, conquista la independencia psicológica y económica y un equilibrio moral.

¿Por qué debemos conocer los cuatro planos de desarrollo?

No son solo los guías Montessori que deben conocer los cuatro planos de desarrollo; nosotros como padres, madres, abuelos, tíos, o como profesionales de la infancia debemos conocerlos para saber qué podemos proporcionar a nuestros niños y cómo debemos ser para que tengamos una relación feliz con ellos.

Sabiendo las características y necesidades de cada etapa podemos preparar nuestro ambiente preparado con aquello que el niño necesita en aquel momento y como adultos preparados sabremos cómo observar, qué buscar en ellos para poder ayudarles a tener el mejor desarrollo personal posible.

Por ejemplo, si tenemos un hijo que está en el primer plano debemos proporcionarle posibilidades de descubrir sus habilidades. Debemos permitir que suba unos peldaños solo (y no sujetarle por las manitas, como muchos lo hacen), que se ensucien, que conozcan el mundo real. Ya si tenemos un chico en el segundo plano, debemos tener una buena escucha, estar interesados en el Universo, ser un facilitador de conflictos, un adulto que le ayude a repensar cómo hacer su trabajo.

Es común que algunas personas digan que se sienten todavía en algún plano anterior al que le corresponde por edad; eso ocurre porque vivimos en una sociedad donde estamos en gran desequilibrio con nosotros mismos, una sociedad que no se importa con la infancia y la adolescencia y acaba causando adultos inmaduros e inestables.

Ambiente preparado, adulto preparado y niño equilibrado: el triángulo Montessori




    La propuesta educativa de Maria Montessori se basa en un triángulo, donde las dos puntas de abajo son representadas por el ambiente preparado y el adulto preparado; y el vértice sería el niño equilibrado. Así surge el triángulo Montessori; si proporcionamos un ambiente adecuado y un adulto amoroso, el niño llegará a ser un adulto amoroso también que trabajará para traer la paz.

El Ambiente Preparado

Un ambiente preparado es el espacio físico y psicológico hecho para dar al niño las oportunidades para aprender a través de su experiencia, construyendo, así, su personalidad.

El adulto es responsable por crear un ambiente seguro, rico y con oportunidades para que el niño pueda desarrollar su potencial.

El ambiente preparado es un lugar científicamente creado para responder a las necesidades físicas, intelectuales, sociales y espirituales del niño, donde pueda trabajar con libertad.

Es importante que el ambiente sea rico en respuestas, porque es el maestro para el niño. Debe ser adecuado a la exploración, orientación, orden, manipulación y repetición.

Un ambiente bien preparado y rico en estímulos es invaluable, ya que dará la oportunidad de que el niño la aproveche. Es el espacio donde el niño se desarrolla y debe ser adecuado a la etapa de desarrollo que está viviendo en aquel momento. Por eso es un espacio vivo, siempre sujeto a cambios.

El adulto crea un lazo entre el niño y él, y ese lazo es justamente el ambiente preparado Montessori.

Durante el período de Mente Absorbente (0 a 6 años), el ambiente debe ser bello, atractivo, con colores claros, ventanas bajas para que el niño pueda ver el lado de afuera; muebles también bajos, para que el niño pueda moverlos y utilizarlos con autonomía.

Encontraremos varias áreas, en el ambiente preparado del colegio Montessori: vida práctica, sensorial, lenguaje y matemáticas. Los materiales deben estar en buen estado y completos y solo hay un material para cada niño. La limitación es importante en Montessori; si pensamos en la naturaleza también las hay, y eso es lo que el ambiente debe reproducir.

En el ambiente preparado debe haber respeto, felicidad y relajamiento. Respetamos a los derechos y los trabajos de los demás y los niños aprenden que los materiales pertenecen a todos. Puede escoger trabajar con el que quiera (desde que ya sepa cómo utilizarlo), pero debe devolverlo a su lugar en la estantería una vez que termine de usarlo. Así, otro compañero podrá trabajar con el mismo después.

El Adulto Preparado

En los colegios Montessori no existen profesores, y sí guías. Y es exactamente eso que los adultos allí son: guías que ayudan al niño a encontrar su camino solos.

Montessori decía que nuestra obligación como adultos es deshacerse del orgullo y de la ira y saber humillarse y revestirse de caridad. “En esto consiste la preparación interior: el punto de partida y la meta”, decía.

La dirección que el guía debe dar es amorosa, aunque firme, debe estimular que el niño actúe con independencia, pero sabiendo que cuenta con su amor. Debe proteger el niño y el ambiente y proporcionar cohesión entre los niños.

No es una tarea fácil ser un Adulto Preparado. Es un trabajo que dura toda la vida, estamos siempre perfeccionándonos como adultos.

Es muy fácil caer en la tiranía y tratar al niño como nuestra propriedad. Nos vemos más fuertes y poderosos que los niños, porque somos físicamente más fuertes y tenemos más experiencia, pero no es por eso que somos mejores que ellos. Porque es el niño que forma al hombre.

El adulto no acepta cuando el niño tiene razón y él no, tampoco acepta que el niño tenga voluntad propia, que quiera seguir su maestro interior. El adulto desea ser obedecido. Y es ahí que surge el conflicto, que debemos evitar. La obediencia, decía Montessori, es la consecuencia de la relación del adulto preparado con los niños. Viene de forma natural, porque el niño que ama, obedece.

La obligación del adulto es confiar en el niño y en su trabajo. Si de verdad confiamos, no interrumpiremos a los niños, y así él podrá realizar su obra. Por supuesto eso no es fácil, requiere paciencia, observación y mucho auto conocimiento.

También es necesario esperar al niño y saber atraerlo, sin órdenes o exigencias. Maria Montessori decía que debemos seducir al niño, y eso tampoco es fácil o rápido de aprender, requiere mucho tiempo y que nos conozcamos mucho.

El adulto preparado debe observar al niño-a siempre, de manera detallada, pero sin juzgar; el objetivo de la observación es conocer al niño y aprender qué debemos ofrecerle.

Maria Montessori afirmaba que el niño es el constructor de la humanidad. Su trabajo es formarse a sí mismo para contribuir a la sociedad. Lo que ocurre es que el adulto, muchas veces, no permite que el niño realice ese trabajo. En el momento que el pequeño aprende a andar y a explorar, estamos pendientes de que rompa algo o que se haga daño, y no entendemos que, aunque con buenas intenciones, estamos estorbando al trabajo del niño.

Ahí aparece el primer conflicto entre adulto y niño – y si el adulto persiste en ese comportamiento puede, causar una desviación en el chico. Puede que, por estar siempre siendo impedido de moverse con libertad, llegue a ser una persona con movimientos desordenados. O puede que sea irritable. O sumisa.

Por otro lado, el adulto permisivo, que permite todo al niño, tampoco le ayuda. Muchas veces lo que se consigue es un niño caprichoso, lo que Maria Montessori llamaba “prisionero de su voluntad”.

Al largo de los años en que Montessori observó a los chicos en el ambiente preparado. Trabajando observó que ocurría un fenómeno al cual ella dio el nombre de normalización: los niños se volvían más tranquilos, serenos, con movimientos controlados, con un gran poder de concentración. Perdían el interés en los juguetes y preferían trabajar con los materiales. Los niños dejaban de discutir para cooperarse unos con los otros. Ese fenómeno ocurría con todos los niños y niñas que entraban para el colegio Montessori por medio del trabajo.

Así que, un niño en un ambiente correctamente preparado, y con un adulto igualmente preparado para ella, realizará el trabajo que su ser necesita y la consecuencia será un niño equilibrado (o normalizado). El niño equilibrado desarrolla sus periodos sensibles y sus tendencias humanas al máximo y llegará a ser un adulto tranquilo, justo, amoroso y bueno, que hará del mundo un lugar mejor y en armonía.




María Dolores Abril Caballero
Pedagoga. Doctora en Psicología por la Universidad de Murcia













No hay comentarios:

Publicar un comentario