¿CÓMO PODEMOS AYUDAR A NUESTROS HIJOS EN EL APRENDIZAJE ESCOLAR?
El papel de los padres y madres ante el aprendizaje en los niños es fundamental, hasta la adolescencia son sus mayores referentes. Una actitud correcta, con una correcta exigencia, una correcta motivación y una paciencia infinita son los ingredientes para conseguir que nuestros hijos aprendan de una forma integral y no desarrollen conductas de rechazo frente a los aprendizajes escolares.
Como creo que es difícil dar consejos, me voy a centrar en analizar aquellas conductas, que sin darnos cuenta llevamos a cabo y que perjudican en gran manera o entorpecen el aprendizaje de los niños. Evidentemente no las hacemos con mala intención, en la mayoría de los casos no disponemos de la suficiente información y ante la duda posiblemente aplicamos lo que hicieron con nosotros. Pero hemos de tener en cuenta que el contexto, las posibilidades y los recursos no son los mismos ahora que en nuestra niñez. Por lo que, evidentemente, la actitud frente a ellos no puede ser la misma.
Vamos a analizar algunos errores que cometemos:
1. Hacer los deberes de los niños: Muchas veces los padres, casi sin darnos cuenta, terminamos haciendo los deberes de los niños. No quiere decir que los escribamos nosotros, no, pero les damos las respuestas a las preguntas que no conocen, en lugar de ayudarles a encontrar la respuesta por ellos mismos. Este es un error a evitar.
Entonces: Es cuestión de PACIENCIA. Lo que debemos hacer es darles el tiempo y los recursos para que puedan hacer los deberes, motivarles, facilitarles un lugar adecuado y respetar ciertos descansos para que puedan seguir con fuerzas.
2. Dar premios a las notas: El trabajo y el esfuerzo en el aprendizaje escolar debe ser una obligación de los niños, por lo tanto, sacar buenos resultados curriculares no debería ser premiado con regalos inmediatos. Si lo hacemos, el objetivo del niño no será el placer y la ventaja de aprender nuevos conocimientos, sino el regalo en sí mismo.
Entonces: Se debe premiar el esfuerzo, más que los resultados en forma de calificaciones (aunque suelen coincidir). Se debe halagar la satisfacción por el trabajo bien hecho. Al principio cuesta un poco, más aún cuando se le ha acostumbrado al premio inmediato. Este cambio es beneficioso a la larga. Pensad que de pequeños los premios cuestan poco, pero cuando lleguen a la adolescencia nos falta sueldo para comprar los premios.
3. Resolver todos sus problemas: A lo largo de la vida escolar los niños y niñas tendrán que enfrentarse a diversos problemas, ya sea un exceso de deberes, problemas con compañeros o profesores con los que no encajan. Debemos enseñar a los niños a enfrentarse a ellos, a afrontarlos y solventarlos cuando sea posible. Si les sobreprotegemos en exceso, no los preparamos para el futuro. Además, creamos en ellos un sentimiento de inseguridad que será difícil de superar.
Entonces: Debemos darles herramientas para que ellos solos solucionen sus problemas. También darles confianza para que nos los cuenten y poder aconsejarlos. Pero nunca resolverlos nosotros, el efecto secundario es la creencia de que ellos no son capaces y por tanto una baja autoestima que arrastrarán mucho tiempo. Eso sí, debemos estar atentos, muy atentos a las señales cuando algo no va bien.
4. Saltarse el modo de aprendizaje del niño en la escuela: "Yo aprendí a multiplicar así, hazlo de esta forma". Los padres interferimos en ocasiones en el aprendizaje en la escuela del niño intentando imponer nuestro modelo educativo y pasando por alto la metodología de la escuela. Sea buena o mala para nosotros, hemos de respetar que son otros tiempos y las metodologías cambian, normalmente para mejor.
Entonces: Dejemos de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, no siempre es así, debemos estar abiertos a nuevas metodologías y respetar el trabajo en la escuela. A veces sin pretenderlo provocamos el desinterés de nuestros hijos ante determinadas materias (recordad que los padres son los referentes más importantes, sobre todo en la Educación Primaria).
5. Exigirles demasiado: En ocasiones queremos que los niños sean genios, que saquen las mejores notas, que sean mejores de lo que fuimos nosotros. Esto provoca la angustia, el estrés y la frustración de los niños.
Entonces: Respetar sus ritmos. Debemos alentarlos, animarlos siempre desde el amor. Evitemos transmitirles angustia o estrés. Y sobre todo no los comparéis con nadie, el efecto es devastador en su autoestima y les hace sentir que no son dignos de ser queridos por sus padres.
6. No interesarse por los asuntos escolares: Debemos estar al día de lo que ocurre en la escuela, es fundamental para poder ayudar al niño. Debemos saber qué están aprendiendo, cómo, quién en su profesor, reunirnos con él de forma habitual, conocer con qué amigos juega, si le gusta o no la comida del comedor, cosas triviales pero de gran importancia en la vida de un niño. Debemos interesarnos por TODOS los asuntos escolares, no solo en las notas de los exámenes y en los deberes. Los niños no deben sentir que todo está centrado en las notas. (aunque para los padres es importante, lo sé, pero si las notas no son buenas, les haremos sentir incapaces, ya que centramos todo en eso).
Entonces: Preguntar e interesarnos en la vida de nuestros hijos. Eso quiere decir que debemos preguntar otras cosas de cómo ha pasado el día antes de la pregunta del millón: ¿Qué deberes tienes hoy? O ¿Qué nota has sacado en matemáticas?
7. Utilizar los deberes escolares como castigo: Las tareas escolares, sobre todo cuando son excesivas pueden ser un castigo, pero es absolutamente contraproducente castigar al niño a hacer más multiplicaciones o a escribir una redacción. Entenderá que es algo negativo.
Entonces: Los castigos se deben utilizar bastante poco, es siempre mejor halagar o premiar con cosas no materiales (ir al cine, al parque, a visitar a los primos, etc.) Si nos pasamos en los castigos, producen tolerancia y no sirven de nada.
8. No hacer refuerzo positivo: Todos los niños necesitan oír lo bien que lo están haciendo, lo mucho que se esfuerzan, porque será el motor que les haga persistir en el trabajo. Ahora bien, siempre halagos fundamentados.
Entonces: Utilizad siempre el refuerzo positivo ensalzando siempre el trabajo y el esfuerzo. A largo plazo, veréis los logros que son capaces de hacer.
9. Hacer que todo gire en torno al estudio: El estudio y el colegio son importantes, pero no lo son todo en la vida del niño. Aunque es importante para nosotros que estudien, para que estén bien preparados en el futuro, ellos aún no son capaces de entenderlo. Hablar constantemente del estudio o poner demasiadas expectativas en ellos y vivir sólo para los estudios hará que los niños aborrezcan todo lo relacionado con ellos.
Entonces: Debemos interesarnos por otros aspectos de la vida de nuestros hijos. Preguntarles cómo se sienten, qué amigos tienen, con quien están en la escuela, si ha ocurrido algo con algún compañero, si ha pasado algo gracioso o si les ha gustado alguna clase… Eso no quiere decir que dejemos de interesarnos por los estudios de nuestros hijos, pero debemos procurar que sea en su justa medida.
10. Disfrazar la pereza: Hay niños a los que le cuesta ponerse a trabajar. No debemos disfrazar y más delante de ellos, que está relacionado con el cansancio.
Entonces: Debemos potenciar el placer por el trabajo bien hecho, empezando por lo más difícil y terminado con las tareas que mejor se les dan. Si es necesario hacer pequeños descansos. En estos casos debéis tener mucha paciencia y firmeza, procurando no llegar al enfado.
Como podéis ver el papel de las familias es muy importante en el desarrollo de los alumnos. La comprensión, ánimo, valoración personal y estímulo para el estudio es fundamental. Desde la disciplina positiva se recomienda tratar a nuestros hijos con amor, pero también con firmeza. Debemos practicar la exigencia, pero desde el cariño no desde el castigo. Recordad que la mayoría de los castigos no consiguen que nuestros hijos hagan mejor las cosas, al contrario, lo único que producen en ellos es resentimiento hacía nosotros (en la mayoría de los casos el castigo es un fiel reflejo de nuestra frustración al comprobar que no han hecho lo que nosotros queríamos).
TENED SIEMPRE EN CUENTA QUE PODEMOS PERDONARNOS SI EN ALGÚN MOMENTO NOS EQUIVOCAMOS.NO SE TRATA DE SER PADRES Y MADRES PERFECTOS, SE TRATA DE QUERER A NUESTROS HIJOS.
Maria Dolores Abril Caballero
Bibliografía:
Disciplina positiva para adolescentes. Jane Nelsen y Lynn Lott. Ed. 2003
No hay comentarios:
Publicar un comentario