domingo, 21 de marzo de 2021

CUADRADO MÁGICO

 



                                  ¿QUÉ ES UN CUADRADO MÁGICO?

Los cuadrados mágicos sin distribuciones de números enteros en una tabla en forma de matriz, de tal forma que la suma de los números por columnas, filas o diagonales principales es la misma.

A esta cantidad, al resultado de la suma, se le conoce como constante mágica.


                          ¿Cuál es el origen de los cuadrados mágicos?

Si remontamos en la historia de las matemáticas, nos tenemos que ir al año 2200 a. C. , en el cual se encontró el primer cuadrado mágico, es el llamado «Io Shu.» Según dice la leyenda, el emperador lo vio emerger del río Amarillo sobre el caparazón de una tortuga.

Eran usados como amuletos,  ya que se llegaba a pensar que podían salvarte de algunas enfermedades.

A lo largo de los siglos, se han seguido utilizando. Por ejemplo, Alberto Durero en 1.514, en su grabado Melancolía, incluye un cuadrado mágico de 4 x 4 y de constante mágica 34.





Si nos fijamos, el año de su creación consta en la última fila.




Este cuadrado mágico está considerado el primero de las artes europeas. Es un cuadrado de orden cuatro en el que siempre se obtiene la constante mágica (34) en las filas, columnas, diagonales principales. Si dividimos el cuadrado en cuatro cuadrados tenemos que los números que integran cada uno de ellos suman 34. Los números 3,8, 14, 15 (movimiento de caballo de ajedrez a partir del 3) suman 34 al igual que el 2, 5, 15, 12. Y si reemplazamos cada número por su cuadrado o por su cubo obtenemos otros dos cuadrados que aunque no son mágicos también tienen propiedades interesantes. 






En la Fachada de la Pasión de la Sagrada Familia de Barcelona también aparece otro cuadrado mágico, aunque tiene un par de números modificados para que la constante mágica sea 33, la edad de Cristo en la Pasión.







Construcción de cuadrados mágicos

Para la construcción de cuadrados mágicos tenemos varios procedimientos cuyo uso depende del orden del cuadrado que queramos construir. Tenemos reglas para construir cuadrados de orden impar, cuadrados de orden 4k y cuadrados de orden 4k + 2. Es decir, podemos construir cuadrados de cualquier orden pero con procedimientos distintos según el mismo.

1.- Cuadrados mágicos de orden impar: Método de Loubere

El primer método para la construcción de cuadrados mágicos de orden impar se debe a Loubere. Veamos en qué consiste construyendo un cuadrado mágico de orden 5:


Colocamos el 1 en la posición central de la fila superior y vamos rellenando en diagonal, es decir, el 2 se coloca en la posición (5,4) (fila 5, columna 4), el 3 en la posición (4,5), el 4 en la (3,1), y así sucesivamente. Cuando al intentar colocar un número en la posición que debe ocupar nos la encontramos ya ocupada colocamos ese número justo debajo del último que hemos colocado y continuamos colocando en diagonal.

El cuadrado mágico de orden 5 obtenido con este procedimiento es el siguiente:


              Este cuadrado mágico tiene al número 65 como constante mágica.

2.- Cuadrados mágicos de orden impar: Método de Bachet

Otro método para construir cuadrados mágicos de orden impar es el denominado método de Bachet. Veamos en qué consiste construyendo también un cuadrado mágico de orden 5:

Dibujamos en cuadrado de 5×5. A partir de ahí disponemos los números del 1 al 25 como muestra la siguiente figura:



Ahora colocamos los números que han quedado fuera del cuadrado en las posiciones opuestas que quedaron libres. Queda el siguiente cuadrado:



3.- Cuadrados mágicos de orden 4k

Construímos un cuadrado con los números dispuestos de forma consecutiva. Una vez hecho esto conservamos la submatriz central de orden n/2 y las cuatro submatrices de las esquinas de orden n/4. Los números restantes se giran 180º respecto del centro del cuadrado, o si se prefiere se recolocan en orden decreciente.

Para k = 2 obtenemos el siguiente cuadrado mágico de orden 8:







Partiendo del cuadrado con los números dispuestos consecutivamente y eligiendo patrones simétricos distintos podemos obtener otros cuadrados mágicos. Por ejemplo:


4.- Cuadrados mágicos de orden 4k + 2

Este es el método más complicado de todos los que hemos comentado. Por ello simplemente voy a dar algunas pautas para usarlo. 

El método se denomina LUX. Consiste en dividir el cuadrado en subcuadrados 2×2 y etiquetarlos según ciertas reglas con las letras L, U y X. Después se realiza algún intercambio entre cuadrados 2×2 y luego se colocan números siguiendo en procedimiento de Loubere comentado antes para etiquetar cada subcuadrado también con un número. Después se asocian los números que corresponden a cada subcuadrado y luego se colocan de una cierta forma según la letra quecorrespondía a cada uno.



Sólo una cosa más:

Utilizando el procedimiento de Loubere podemos obtener un cuadrado mágico de orden 3. Si queremos obtener un cuadrado mágico de orden 9 también podemos utilizar ese procedimiento con los número del 1 al 81, pero podemos actuar de otra forma: construir el de orden 3 del 1 al 9, el de orden 3 del 10 al 18, y así sucesivamente y luego colocarlos en un cuadrado 9×9 dividido en cuadrados 3×3 también mediante el procedimiento de Loubere. 


Espero haber despertado tu curiosidad hacia los cuadrados mágicos. Te animo a ver este video, muy interesante...





Fuentes y enlaces interesantes:


domingo, 14 de marzo de 2021

TIEMPO Y CLIMA. METEOROLOGÍA. INSTRUMENTOS UTILIZADOS EN METEOROLOGÍA. PREDICCIÓN DEL TIEMPO.

 



Diferencias entre clima y tiempo atmosférico.

El estado de la atmósfera cambia constantemente. Hay cambios bruscos que suceden en unas horas y procesos largos que duran cientos o miles de años. Cuántas veces hemos escuchado: “El Clima indica para hoy una temperatura máxima de 14º, cielo parcialmente nublado y chance de lluvias…”   Error

 ¡No es lo mismo tiempo atmosférico que clima! 

Para clarificar los conceptos: 

Definimos tiempo atmosférico como las condiciones meteorológicas que definen el estado de la atmósfera en un momento dado para un determinado lugar. Indicamos temperatura, humedad, viento, nubosidad, fenómenos meteorológicos, entre otros.


El clima es el tiempo promedio para un determinado lugar. Se define por lo general para un mes o una estación del año, y considera el promedio de los datos del tiempo de 30 años (en algunas circunstancias el plazo puede ser de 10 años) El pronóstico del tiempo indica los cambios en tiempo, no cambios del clima. Por eso es pronóstico del tiempo.

Estos videos te ayudarán a entender mejor la diferencia entre ambos conceptos:


















INSTRUMENTOS METEOROLÓGICOS




La meteorología es la ciencia que estudia los comportamientos de los fenómenos que se producen en la atmósfera a lo largo del tiempo de forma que pueden prever su evolución.




Si queréis saber que tiempo va a hacer en cualquier lugar de España, os recomiendo que visitéis esta página:


domingo, 7 de marzo de 2021

EL TIEMPO ¿CÓMO MEDIMOS EL TIEMPO?

  EL TIEMPO

        El tiempo es una magnitud física creada para medir el intervalo en el que suceden una serie ordenada de acontecimientos. El sistema de tiempo comúnmente utilizado es el calendario gregoriano y se emplea en ambos sistemas, el Sistema Internacional y el Sistema Anglosajón de Unidades.



       El instrumento que utilizamos para medir el tiempo es el reloj. La unidad que utilizaremos como referencia será el día. Con respecto al día, hay unidades de tiempo menores y mayores que el día.





Unidades más pequeñas que el día:

Un día tiene 24 horas.

Una hora tiene 60 minutos.

Un minuto tiene 60 segundos.

Unidades más grandes que el día:

7 días forman una semana.

15 días forman una quincena.

Entre 28 y 31 días forman un mes.

3 meses forman un trimestre.

4 meses forman un cuatrimestre.

6 meses forman un semestre.

12 meses forman un año.

2 años forman un bienio.

5 años forman un lustro.

10 años forman una década.

100 años forman un siglo.

1000 años forman un milenio.


Hay muchas más unidades de medida de tiempo pero estas son las más usadas.

¿Cómo podemos pasar de una unidad de tiempo a otra? Para cambiar de unas unidades a otras hay que utilizar el sistema sexagesimal porque 60 segundos es 1 minuto y 60 minutos es 1 hora.


     En la siguiente imagen se puede ver que para pasar de días a minutos horas a minutos hay que multiplicar por 60 y para pasar de minutos a segundos también hay que multiplicar por 60. Por otro lado, para pasar de segundos a minutos hay que dividir entre 60 y para pasar de minutos a horas también hay que dividir entre 60.





Este tutorial os ayudará a entender mejor como hacerlo:





Vamos a hacer algunos ejercicios

¿Cuántos minutos son 1.000 segundos?

Para pasar de segundos a minutos hay que dividir entre 60.

1000 : 60 = 16 y de resto se quedan 40.

Esto quiere decir que 1000 segundos es igual que 16 minutos y 40 segundos.

¿Cuántos minutos son 3 horas?

Para pasar de horas a minutos tendremos que multiplicar por 60.

3 x 60 = 180

3 horas son 180 minutos

¿Cuántas horas son 250.000 segundos?

Para pasar de segundos a horas hay que dividir entre 60 dos veces.

250000 : 60 = 4166 y queda de resto 40.

Esto quiere decir que tenemos 4166 minutos y 40 segundos. Ahora volvemos a dividir entre 60 los minutos.

4166 : 60 = 69 y de resto queda 26.

Al final tendremos que 250000 segundos en lo mismo que 69 horas, 26 minutos y 40 segundos.

Para entender mejor los conceptos podemos ver los siguientes tutoriales:

En este tutorial  podrás ver como se pasa de unidades incomplejas a complejas.



En este tutorial puedes ver como se hacen las operaciones de sumar y restar con unidades de tiempo en forma compleja.




INFOGRAFÍAS














martes, 2 de marzo de 2021

EL CENSO

 

EL CENSO

Un censo es una recopilación de datos elaborada por un gobierno para recabar información variada de los habitantes de una región o de un país. Los censos son los precedentes de la institucionalización de la recogida de datos demográficos y económicos por los estados modernos.

Se conocen censos tan antiguos como el realizado En Egipto en la Dinastía I, en el año 3050 a.C., o en China, en el año 2238 a.C. el emperador Yao mandó elaborar un censo general que recogía datos sobre la actividad agrícola, industrial y comercial. En antiguas civilizaciones como Babilonia, Egipto, China, Roma etc. era normal que se elaboraran recuentos de la población. La estadística aparece en los textos de varias religiones. Por ejemplo en la Biblia, en el libro de los Números, se menciona la elaboración de un censo de población, en el que se anotaría específicamente los varones mayores de 20 años (aptos para ir a la guerra).


En Estados Unidos, la propia constitución, en su primer artículo, recoge la obligación de realizar un censo de población cada diez años, para poder conocer con exactitud el número de representantes legislativos de cada estado.








martes, 23 de febrero de 2021

SIGNOS DE PUNTUACIÓN


SIGNOS DE PUNTUACIÓN




Los signos de puntuación son señales o marcas gráficas que permiten al redactor estructurar un discurso escrito, al tiempo que le permite al lector identificar las inflexiones del texto, es decir, el modo de entonación y las pausas necesarias que facilitan su comprensión.

Los signos de puntuación cumplen una importante función en la lengua escrita, pues su correcto uso permite comprender de forma coherente y sin ambigüedades el contenido de un texto.

Por medio de los signos de puntuación se estructuran los textos, ordenando y jerarquizando las ideas en principales y secundarias, lo que permite al lector una mejor interpretación, análisis y comprensión del contenido.


Tipo de signos de puntuación


Los signos de puntuación poseen unas normas generales establecidas para hacer el correcto uso de los mismos. Sin embargo, es posible, que cada individuo haga un uso particular de los signos pero, considerando siempre las normas generales implantadas.

El punto

El punto (.) indica la pausa que se produce al final de un enunciado. Después de punto siempre se escribirá con mayúscula, salvo en el caso de que aparezca en una abreviatura. Existen tres clases de punto:

El punto y seguido: se emplea para separar los distintos enunciados que forman un párrafo. Después de un punto y seguido se continúa a escribir en la misma línea.

El punto y aparte: separa párrafos distintos. Tras el punto y aparte, la escritura debe de continuar en la línea siguiente.

El punto y final: es el punto que cierra un texto.

La coma

La coma (,) marca una pausa breve dentro de un enunciado.
Se emplea para separar componentes de la oración o sintagma, salvo que este precedido por alguna conjugación como y, e, o, u, ni. Por ejemplo, “Andrea llegó de la escuela, hizo los deberes, tomó baño y se durmió”.
Se usa para encerrar incisos o aclaraciones y para señalar omisiones. Por ejemplo, “Si vienes, te esperamos; si no, nos vamos”.
Separa la parte entera de un número de la parte decimal. Por ejemplo, 3,5 km.
Las locuciones conjuntivas o adverbiales van precedidas y seguidas de coma. Por ejemplo, en efecto, es decir, en fin.

Los dos puntos

Los dos puntos (:) representan una pausa mayor que la coma, pero menor que la del punto. Se usa en los siguientes casos:
Antes de una cita textual y como un llamado de atención. Por ejemplo, “Dice el refrán: más vale tarde que nunca”.
Antes de una enumeración. Por ejemplo, “Las cuatro estaciones del año son: primavera, verano, otoño e invierno”.
Tras las fórmulas de cortesía que encabezan las cartas y documentos. Por ejemplo, "Estimada profesora:"
Entre oraciones relacionadas sin nexo cuando se expresa causa – efecto o una conclusión. Por ejemplo, “Perdió el trabajo, la casa, el carro: todo por el juego”.

El punto y coma

El punto y coma (;) representa una pausa mayor que la coma, pero menor que la del punto y seguido. Se emplea en los siguientes casos:
Para separar los elementos de una enumeración cuando se trata de expresiones complejas que incluyen comas. Por ejemplo, “Su pelo es castaño; los ojos, verdes; la nariz, respingona”.
Ante las conjugaciones (pero, aunque y mas), cuando se introduce una frase larga. Por ejemplo, "Hace muchos años deseaba visitar ese lugar; pero hasta el sol de hoy no había tenido oportunidad".

Los puntos suspensivos

Los puntos suspensivos (…) están formados por tres puntos en línea y sin espacio entre ellos. Se emplea en los siguientes casos:
Al final de las enumeraciones abiertas, con el mismo valor que el etcétera. Por ejemplo, “1, 2, 3, …”.
Cuando se deja una expresión incompleta o en suspenso. Por ejemplo, “A pocas palabras…”.
Para expresar dudas, temor o vacilación.
Cuando se reproduce de forma incompleta una cita textual, texto o refrán. Por ejemplo, "Cuando Gregorio Samsa se despertó (...), se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto" (Kafka, La metamorfosis).

Signos de interrogación y de admiración

El uso de los signos de interrogación (¿?) marca el principio y el fin de una pregunta formulada de manera directa. Por ejemplo, “¿Qué quieres?”.

Los signos de admiración o exclamación (¡!) son usados en los enunciados que expresan un sentimiento o emoción intensa. Por ejemplo, “¡qué fracaso!”, “¡fuera de aquí!”. También, en las interjecciones, “¡ay!”, “¡oh!”.

Cabe destacar que el uso de los signos de interrogación y admiración dobles, es decir, abiertos y cerrados, es exclusivo de la lengua castellana.

El uso de los signos de admiración e interrogación dobles se estableció por decisión de la Real Academia de la Lengua en el año 1754. Fue consecuencia de las continuas confusiones de lectura derivadas de la ausencia de elementos gráficos que anunciasen las preguntas o las admiraciones.

Signos de puntuación y auxiliares

De igual manera que los signos de puntuación, los signos auxiliares ayudan a interpretar un texto, lo cual genera coherencia y permite al lector obtener una mejor comprensión.

Algunos de los signos auxiliares son guion (-), comillas (“”), asteriscos (*), diéresis (¨), paréntesis () y corchetes ([]).
Guion

El guion corto (-) se utiliza para separar palabras o para unirlas, de modo que permite establecer relación entre sílabas o palabras.

Cuando una palabra no cabe al final de una línea se separan sus sílabas con guion y se continúa en la línea siguiente. Por ejemplo, arma-rio, luce-ro, ra-tonera.

Asimismo, cuando se necesitan más de dos términos para describir un asunto, se usa guion. Por ejemplo, luso-venezolano, socio-económico, anglo-parlante. Cuando un término de este tipo de estandariza, tiende a omitirse el guion y se asimila la primera parte como prefijo. Por ejemplo, grecolatino, abrelatas, malcriado, etc.
Comillas

Las comillas (“”) se usan para dos funciones esenciales: la primera, destacar una palabra o frase dentro de un texto. La segunda, para citar palabras de otra persona.
Diéresis

En la lengua española, la diéresis (¨) es un signo gráfico que permite leer la letra u cuando, a pesar de estar entre la consonante g y las vocales semi-abiertas i y e, debe sonar. Por ejemplo: ungüento, cigüeñal, güiro, lingüística.

En otras lenguas como el alemán o el francés, la diéresis modifica la sonoridad de las vocales de acuerdo a sus propias normas gramaticales.


Los paréntesis () sirven para delimitar. A través de ellos, pueden aislarse palabras, frases o párrafos incluso. Esto permite aclarar o aportar alguna información complementaria al texto principal.

Por ejemplo, "La metamorfosis de Kafka (publicada en 1915) es una obra fundamental de la literatura contemporánea". "De no haber sido por José (que había estado presente), nunca hubiera descubierto la verdad".
Corchetes

Los corchetes ([]) se usan de una forma similar a los paréntesis, pero son menos frecuentes y se ajustan a determinadas salvedades.
Se usa corchete para introducir información adicional a un texto que ya está entre paréntesis. Por ejemplo, "El último disco de Violeta Parra (llamado Las últimas composiciones [1966]) fue su obra mejor lograda".
Se usa también en poesía para señalar la continuidad de una palabra o segmento que no cabe en la línea anterior.  Cuando durante la trascripción de un párrafo, el que escribe desea introducir alguna nota o aclaratoria. Cuando, durante una cita, se omite una sección del texto referido.


Información procedente: https://www.significados.com/signos-de-puntuacion/


Pueden servir de ayuda para entender cómo podemos utilizar los signos de puntuación los siguientes tutoriales:





















jueves, 18 de febrero de 2021

SISTEMA SOLAR Y ZODIACO


EL SISTEMA SOLAR



El Sistema Solar es un conjunto formado por el Sol y los ocho planetas que giran a su alrededor. De los ocho planetas, uno es donde vivimos: la Tierra.

Además de estos elementos hay otros cuerpos celestes que también orbitan alrededor de la gran estrella solar, como los satélites de cada planeta, los cometas o los asteroides.


¿Dónde está el Sistema Solar?

En el universo hay millones de galaxias. Una de ellas es la que conocemos como Vía Láctea.

La Vía Láctea, formada por estrellas, polvo y gas, tiene forma de espiral. Podría decirse que su aspecto es algo así como un remolino con varios brazos; pues bien, en uno de ellos, el llamado brazo de Orión, se encuentra el Sistema Solar.
¿Cuándo se formó el Sistema Solar?

Lo cierto es que hace tanto tiempo que es muy difícil saber este dato con seguridad, pero se cree que fue hace… ¡4.5 MIL MILLONES DE AÑOS! Si lo piensas bien te darás cuenta de que estamos hablando de un espacio temporal impactante y que nos resulta difícil de imaginar.


¿Cómo se formó el Sistema Solar?

Este es otro tema que todavía no está del todo claro, pero según las últimas investigaciones parece ser que la fortísima explosión de una estrella provocó que una gran nube de gas y polvo se contrajera y empezara a girar a gran velocidad. Por lo visto, la mayor parte de esta materia se concentró en el centro y se fue calentando cada vez más y más, hasta formar una gran estrella: el Sol.

Después, alrededor del Sol, el resto de polvo y gas fue chocando y juntándose hasta formar los diferentes planetas.


El Sol y los ocho planetas del Sistema Solar


El Sol

El Sol es el gran protagonista de este sistema, que por eso se llama Sistema Solar. Está situado en el centro y todo gira en torno a él.

El Sol es una estrella inmensa que emite luz y calor. Sin el Sol, la vida en la tierra no existiría.


Los ocho planetas del Sistema Solar

Los planetas del Sistema Solar son ocho cuerpos celestes sólidos de forma casi circular. A diferencia del Sol, no tienen luz propia.

Los planetas están siempre moviéndose y girando alrededor del Sol. A este movimiento se le llama movimiento de traslación, y cada uno lo hace en un tiempo diferente. El tiempo que nuestro planeta Tierra tarda en dar la vuelta completa al Sol es lo que llamamos año, es decir, 365 días. Sí, eso es: cada año que vivimos es una vuelta que da la Tierra alrededor del Sol. Además de esta órbita, la Tierra gira sobre sí misma y tarda exactamente 24 horas. Para nosotros es un día completo. Esto se conoce como movimiento de rotación.

Por tanto, mientras la Tierra da una vuelta completa alrededor del Sol (un año) gira sobre sí misma 365 veces (365 días).

Por orden, de más cercano a más lejano del Sol, los planetas son: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Los cuatro primeros son planetas rocosos:

Mercurio

Es el que está más cerca del Sol y también el más chiquitín. Es un planeta sin satélites en su órbita. Su superficie, cubierta de roca y cráteres, se parece a la de la Luna.

Su nombre es en honor a Mercurio, dios romano del comercio.



Venus

A continuación de Mercurio encontramos a Venus. Es el que más se parece a la Tierra. Está cubierto de nubes muy espesas que reflejan la luz solar, de modo que por la noche se ve brillante y podemos distinguirlo a simple vista.

Su nombre es en honor a Venus, diosa romana del amor.


Tierra

La Tierra es nuestro maravilloso planeta, el lugar donde vivimos. Es el único habitado gracias a que se dan las condiciones perfectas para ello: posición en relación al Sol, luz, temperatura, etc. La Tierra no es una esfera perfecta porque está achatada por los polos. Está compuesta por tres capas: corteza, manto y núcleo. El 70% de su superficie está cubierta de agua y por eso se ve azul desde el espacio. Su satélite natural es la Luna.

Su nombre es en honor a Terra, diosa romana que personifica la Tierra.

Marte

Si la Tierra es conocida como el ‘planeta azul’, a Marte se le suele llamar ‘planeta rojo’, lógicamente por su aspecto rojizo. Posee el volcán más grande de los ocho planetas del Sistema Solar. Uno de los grandes hallazgos científicos de los últimos años ha sido encontrar en Marte agua subterránea. Tiene dos satélites llamados Fobos y Deimos.

Es uno de los planetas más investigados y existen muchas leyendas sobre que en él existen seres inteligentes. De hecho, la palabra ‘marciano’ se refiere a ‘habitante de Marte’. Esto, al menos por ahora, es pura ciencia ficción. Su nombre es en honor a Marte, dios romano de la guerra.


Los cuatro últimos son planetas gaseosos:

Júpiter

Es un planeta gigantesco: su tamaño es 1300 veces mayor que la Tierra. Tiene muchos satélites naturales y los importantes son Ío, Europa, Ganimedes y Calisto.

Su nombre es en honor a Júpiter, el dios más importante de la mitología romana.


Saturno

Saturno es un planeta de color amarillento y, junto a Júpiter, el más caliente. Lo más especial de Saturno son sus famosos anillos compuestos de rocas y agua helada. Alguno de sus satélites naturales son Hyperion e Iapeto.

Su nombre es en honor a Saturno, dios romano de la agricultura.


Urano

Urano se caracteriza por ser un planeta muy frío porque estar alejado del Sol. Su eje de rotación está muy inclinado, y se ve de color azulado por los gases que forman su superficie.

Urano también tiene un sistema de anillos y unos cuantos satélites naturales entre los que se encuentran Titania, Oberón y Miranda. Su nombre es en honor a Urano, dios romano del cielo.


Neptuno

Neptuno es el más alejado del Sol y esto lo convierte en el planeta más frío del Sistema Solar. También, por el gas existente en su atmósfera, se ve de color azul. Posee un sistema de cuatro anillos formados por partículas de polvo. Su nombre es en honor a Neptuno, dios romano de las aguas.

Otros elementos del Sistema Solar

Como hemos dicho al principio, además del Sol y los ocho planetas que forman el Sistema Solar, existen otros elementos que también hay que tener en cuenta:


Los planetas enanos

Son pequeños planetas que también orbitan alrededor del Sol y NO son satélites de ningún otro planeta. En nuestro Sistema Solar existen cinco: Ceres, Eris, Makemake, Haumea y Plutón.


Satélites

Se llama satélite a un cuerpo que gira alrededor de otro que suele ser más grande. Son sólidos y carecen de atmósfera.

En el Sistema Solar los planetas poseen satélites, si bien alrededor de la Tierra solo hay un satélite natural: la Luna.

La Luna es un cuerpo celeste rocoso y sin anillos. Los seres humanos la admiramos por su hermosura, por su cercanía y porque brilla en el cielo. Debes saber que en realidad la luna es un planeta oscuro que no desprende luz, sino que refleja la luz que recibe del sol.

*Se llama Satélites artificiales a los fabricados y lanzados al espacio por los humanos para tomar todo tipo de datos sobre un planeta.

Y además…

En el Sistema Solar hay otros elementos, como los asteroides, los cometas y los meteroides.








Los movimientos de la Tierra y los eclipses





MITOLOGÍA Y LEYENDAS DEL ZODIACO
LAS CONSTELACIONES




¿CÓMO ENCONTRAR LAS CONSTELACIONES DEL ZODIACO?



¿DE DÓNDE VIENE TU SIGNO DEL ZODIACO?




















lunes, 15 de febrero de 2021

 

Mentalidad de crecimiento: 
la mejora siempre es posible



Nuestro cerebro es un órgano complejo que trabaja en paralelo realizando continuas predicciones y asimilando información a través de la asociación de patrones ya conocidos. Como es muy maleable, las experiencias vitales hacen que se vaya reorganizando y es este proceso de adaptación continua el que nos permite aprender durante toda la vida, lo cual tiene enormes repercusiones educativas. Conocer que nuestro cerebro es plástico, que podemos generar nuevas neuronas o que la inteligencia es una capacidad maleable constituye una puerta abierta a la esperanza porque permite desarrollar lo que Carol Dweck llama mentalidad de crecimiento, aquella que nos permite afrontar mejor los retos al creer que nuestras habilidades personales pueden desarrollarse. La mejora siempre es posible.



Mentalidad de crecimiento vs mentalidad fija

Las creencias previas de los alumnos (también las de los profesores) sobre su inteligencia condicionan la forma que tienen de afrontar los retos. Algunos creen que la inteligencia es fija y que debido a los determinismos genéticos no podemos hacer nada para cambiarla, mientras que otros creen que sí podemos desarrollarla y mejorarla mediante la Educación. Y esta diferente forma de entender la inteligencia repercute en el rendimiento académico del alumno.

Blackwell, Trzesniewski y Dweck (2007) analizaron durante cinco años seguidos a alumnos de séptimo grado (12-13 años) en el contexto de la asignatura de matemáticas. En el primer estudio, al principio de curso, evaluaron sus mentalidades (fija o de crecimiento) con una serie de tests y comprobaron que la de crecimiento, aquella que considera que la inteligencia es maleable, predecía una trayectoria ascendente de los alumnos en los dos cursos siguientes.


Los análisis revelaron que existían algunas variables importantes que podían explicar las diferentes calificaciones en matemáticas obtenidas por los alumnos. Así, por ejemplo, aquellos que tenían una mentalidad de crecimiento se preocupaban más de los objetivos y del proceso de aprendizaje, eran más persistentes ante las dificultades y creían más en la importancia del esfuerzo para obtener los resultados adecuados. Por el contrario, los alumnos con una mentalidad fija creían que el esfuerzo solo era provechoso para aquellos que les faltaba capacidad, eran menos resistentes cuando aparecían dificultades y más proclives a realizar trampas para obtener los resultados esperados.

¿Se puede promover una mentalidad de crecimiento en los alumnos?

En un segundo estudio con 99 alumnos de la misma etapa educativa que tenían un bajo rendimiento académico, las investigadoras quisieron analizar cómo afectaba a su evolución académica una intervención que promovía una mentalidad de crecimiento. En ocho sesiones que duraban unos 25 minutos, el principal mensaje que se les quería transmitir a los alumnos era que el aprendizaje cambia el cerebro formando nuevas conexiones neuronales y que ellos son responsables del proceso. Se les enseñaba que la inteligencia era maleable a partir de lecturas inspiradoras en las que se presentaban analogías (el cerebro como músculo que se puede fortalecer) o ejemplos cercanos (la mejora de la inteligencia de los bebés como consecuencia del aprendizaje) que eran complementados por actividades prácticas y debates.

Los resultados no ofrecieron dudas. Los alumnos del grupo que recibieron el cursillo sobre el funcionamiento del cerebro mejoraron sus resultados académicos, a diferencia de los integrantes del grupo de control a los que se impartió un curso sobre memoria y cuyos resultados continuaron empeorando. Conocer cómo funciona el cerebro constituye un elemento motivador imprescindible.






Creencias del profesor

Cuando los profesores muestran una mentalidad de crecimiento son más proclives a animar al alumno (“si trabajas duro mejorarás”) y a suministrarle estrategias concretas para su mejora (“cambiando los hábitos de trabajo mejorarás”). En cambio, los profesores con una mentalidad fija suelen ser incapaces de hacer salir de la zona de confort a sus alumnos justificando sus malos resultados (“no todo el mundo puede ser bueno en matemáticas”) (Dweck, 2008). Este es el camino directo hacia uno de los efectos más perjudiciales de la Educación: la inaceptable estigmatización o “etiquetado” del alumno.

Elogios, los adecuados

Los estudios demuestran que cuando se elogia al alumno por su esfuerzo (“gran resultado, debes haber trabajado mucho”), atribuye el éxito al trabajo duro, disfruta de los nuevos retos y mejora su perseverancia ante la tarea y su resiliencia. Mientras que cuando se elogia al alumno por su capacidad o inteligencia (“gran resultado, debes ser muy inteligente”), suele rechazar los nuevos retos que puedan cuestionar su capacidad por lo que disminuye su perseverancia y su resistencia al fracaso. Y no solo eso sino que, en muchas ocasiones, busca otros compañeros con dificultades que le hagan acrecentar un falso ego y sentirse así mejor (Dweck, 2012).

Los escáneres cerebrales no mienten

Ya hemos visto que la facilidad con la que los alumnos se recuperan de los errores depende de sus creencias sobre sus capacidades personales. ¿Pero qué dicen los escáneres cerebrales al respecto?

Al medir la actividad eléctrica cerebral cuando se enfrentan los alumnos a los errores por la dificultad de las nuevas tareas presentadas se encuentran claras diferencias. Aquellos que tienen mentalidad fija, como huyen del error, prácticamente no muestran actividad eléctrica ante los nuevos retos (ver figura 3), en comparación a aquellos que tienen una mentalidad de crecimiento que les hace perseverar, analizar el error y buscar formas de mejorarlo (Moser et al., 2011).





Implicaciones pedagógicas

Analicemos algunas sugerencias prácticas que consideramos imprescindibles para mejorar esta mentalidad de crecimiento tan importante para el éxito del alumno, no solo en lo académico sino también en lo personal:



Enseñar cómo funciona el cerebro

Explicar a los alumnos de cualquier edad que el cerebro es muy plástico y que nos permite un aprendizaje continuo, que somos capaces de generar nuevas neuronas o que las sinapsis se pueden fortalecer al aprender algo nuevo y hacernos más inteligentes es imprescindible. Y eso se podría hacer, por ejemplo, dedicando los primeros minutos de las primeras clases del curso para despertar la motivación inicial. Os sorprenderíais si vierais las caras de algunos adolescentes cuando se les muestran neuroimágenes de personas con trastornos del aprendizaje como la dislexia o la discalculia en las que aparecen las mejoras de regiones cerebrales, previamente disfuncionales, como consecuencia del entrenamiento. La plasticidad cerebral lo permite.

Asumir el error con naturalidad

No podemos pedir lo que los profesores no podemos ofrecer. El error forma parte del proceso de aprendizaje. Es nuestra obligación crear un clima emocional seguro en el aula en el que todos nos equivocamos, rectificamos, analizamos y aprendemos. No coartemos la creatividad de los alumnos.

Elogiar por el esfuerzo

Elogiemos por el esfuerzo y no por la capacidad. Es indudable que para llegar a ser Einstein o Mozart han de existir unos condicionamientos genéticos, pero sin un enorme esfuerzo no hubieran podido ser quienes fueron. El verdadero éxito radica en la mejora personal, no en la constante comparativa con los demás. Cada persona es única porque su cerebro es único.

Sin etiquetas

Si nuestro cerebro nos permite desarrollar una mentalidad de crecimiento y una mejora continua, es antieducativo valorar las capacidades de los alumnos con un criterio de inalterabilidad. Y, como consecuencia de ello, los docentes hemos de tener siempre expectativas positivas sobre nuestros alumnos. En caso contrario, los propios mecanismos cerebrales inconscientes capaces de captar cualquier pequeño mensaje no verbal condicionarán nuestras relaciones con los alumnos en el aula.

Lo importante es el proceso

Si no somos capaces de desligarnos de la dictadura ejercida por los resultados académicos, los alumnos no disfrutan del proceso y no se centran en lo verdaderamente importante: el aprendizaje. Pero para ello, ha de ser un aprendizaje significativo, útil, en definitiva cercano a la realidad y con aplicaciones prácticas directas en la vida cotidiana. Valoremos el esfuerzo y no olvidemos también la importancia del feedback durante el proceso de aprendizaje, tanto para el profesor como para el alumno.

No eliminar los retos

Los retos constituyen uno de los ingredientes esenciales para el aprendizaje, aunque han de ser adecuados para potenciar la motivación. Conforme el alumno mejore su mentalidad de crecimiento dispondrá de más estrategias para afrontar tareas de mayor dificultad.

Conclusiones finales

Las modernas investigaciones en neurociencia están demostrando que la inteligencia se puede mejorar. Incluso existe algún estudio que demuestra cómo, en el caso de los adolescentes, una mejora en pruebas verbales y no verbales para medir el cociente intelectual va acompañada de una mayor densidad neuronal en regiones cerebrales que intervienen en estos procesamientos (Ramsden et al., 2011). Por lo tanto, la mentalidad de crecimiento parte de una premisa real. Y lo más importante es que la creencia de que es posible desarrollar nuestras capacidades personales nos permite afrontar mejor los desafíos que nos plantea la vida cotidiana.


Desde la perspectiva educativa, esto permite a los alumnos mejorar sus resultados académicos y su aprendizaje. Y en este proceso resulta fundamental, por un lado, conocer cómo funciona el cerebro humano y, por otro, es esencial crear un clima emocional seguro en el aula donde las expectativas de los alumnos y de los profesores sean siempre positivas. Sin olvidar la importancia de generalizar la colaboración a todos los miembros de la comunidad: directivos, profesores, familias y alumnos.

No desaprovechemos las enormes posibilidades de mejora que nos permite nuestro cerebro. El esfuerzo vale la pena.

Jesús C. Guillén






Referencias:

1. Blackwell, L. S. et al. (2007): “Implicit theories of intelligence predict achievement across an adolescent transition: a longitudinal study and an intervention”. Child Development 78 (1), 246-263.

2. Dweck, C. (2008): “Mindsets and math/science achievement”. Carnegie-IAS Commission on Mathematics and Science Education.

3. Dweck, C. (2012). Mindset: how you can fulfil your potential. Robinson.

4. Hattie, J. (2012). Visible learning for teachers. Maximizing impact on learning. Routledge.

5. Moser, J. S. et al. (2011): “Mind your errors: evidence for a neural mechanism linking growth mind-set to adaptive posterror adjustments”. Psychological Science 22 (12), 1484-1489.

6. O’Rourke, E. et al. (2014): “A growth mindset incentive structure boosts persistence in an educational game”. Proceedings of the ACM Conference on Human Factors in Computing Systems (CHI 2014). Toronto, Canada.

7. Ramsden, S. et al. (2011): “Verbal and non-verbal intelligence changes in the teenage brain”. Nature 479, 113-116.